En 1895 la segunda rebelión cubana volvió a plantear la custión en los mismos términos que en 1868. Cuba atravesaba las vicisitudes que desembocaron en una guerra contra España, formando una conciencia popular. Mientras tanto las directrices de la política internacional de España daba una prioridad a la defensa de la Monarquía restaurada, el país se mantenía en una situación de aislamiento internacional. El gobierno español realizaba la política de recogimiento, propugnada por Cánovas del Castillo para evitar la posibilidad de que el país se viera mezclado en contiendas internacionale, que era algo enteramente nuevo en la política exterior de España.
Con anterioridad, el gobierno norteamericano había mostrado su interés en intervenir en el ámbito del Caribe por motivos económicos e incluso había realizado gestiones para comprar la isla de Cuba. Al estallar el conflicto cubano de nuevo, la intervención de los EE.UU. será impulsada por las obras de expansionistas como Mahan y Fiske, pero sobre todo por una apasionada campaña de prensa y por los grandes intereses económicos que iban aumentando año tras año.
Finalmente, el nuestro trabajo concluye que la política de recogimiento auspiciada por Cánovas es más una necesidad impuesta ante la realidad española e internacional que un deseo expreso del hombre de Estado español, que actuará como condicionante de la política inhibidora seguida por la mayoría de los Estados europeos. De este modo, España entra en un proceso de <reedistribución colonial> a escala internacional.